La draga en el barrio de Venecia

La draga a su paso por el barrio de Venecia. Al fondo, la pasarela homónima. Autor de la fotografía: Leonardo Buñuel. Ca. 1904.
Archivo Javier Espada para Anteayer Fotográfico Zaragozano
Leonardo Buñuel González, siempre recordado por ser el padre del genial cineasta calandino, Luis Buñuel Portolés, tiene sin lugar a dudas su propia y relevante biografía. Entre sus exitosos negocios ferreteros y navieros llevados a cabo en Cuba, llegado allí por su condición de militar y que le reportaron una más que notable fortuna, destacamos además, su afición por la fotografía. Gracias a esta motivación podemos admirar una serie de fotografías estereoscópicas tomadas por él a principios del siglo XX.
Conocemos aproximadamente unas 43 imágenes de diferentes lugares de la geografía aragonesa, pero hoy me he permitido detenerme en los magníficos parajes del Canal Imperial de Aragón a su paso por el barrio de Venecia, en el que podemos admirar casi de soslayo la desaparecida pasarela del mismo nombre. Un puentecito humilde y hermoso que comunicaba ambas orillas con su radiante celosía permitiendo atravesar la luz y la mirada de la chiquillería por su robusta construcción en piedra. Como curiosidad podemos añadir sus cuatro escalinatas, dos en cada lado y que permitían acceder a la pasarela en dos vertientes para gozo de críos revoltosos como una servidora, que pasaba las tardes subiendo y bajando intentando esquivar a perseguidores entre juegos infantiles.
En la época de la fotografía, principios del siglo XX, existieron unas puertas de acceso al pie de las escaleras que se cerraban por la noche y que el vigilante del barrio custodiaba con mimo evitando de ese modo que nadie pudiera cruzar con el consiguiente peligro, y por el que cobraba una cantidad de dinero al tratarse de un barrio residencial privado. Dicho vigilante se encontraba en el lado de donde hoy se encuentra el hospital San Juan de Dios.
Por desgracia, el exigente tráfico rodado a principios de los años 80 llevó con el tiempo a esta preciosa pasarela al vertedero, como tantas otras construcciones en esta desagradecida ciudad, sin que nada de ella quedara.
El primer plano de la imagen nos lleva a la draga que se ocupaba de la limpieza del propio canal, extrayendo los lodos que se iban acumulando en sus fondos con un curioso sistema de engranaje y que sacaba de la profundidad del canal los lodos a capazos. Dichos lodos se depositaban en las orillas y no eran pocos los vecinos de la zona que los utilizaban para ayudarse en la construcción de sus casicas de adobe, casas humildes en un lugar que nació como una barriada de potentes burgueses y que con el paso de los años ganó en presencia la clase obrera y trabajadora.
Aquellos sotillos del canal completamente vírgenes dieron paso con el tiempo a embarcaderos de recreo, fincas y fábricas que dieron trabajo a no pocas familias del actual barrio de Torrero, como la fábrica de Larraz, aparecida en varias ocasiones en Fotos Antiguas de Zaragoza o la remodelación del Puente de América en 1903, la paulatina desaparición de embarcaciones precisamente por los rebajes en los puentes que impidieron el paso de estas y su pérdida colectiva.
Las mansas aguas del Canal que tantos fardos de remolacha azucarera, muebles y enseres, viajeros y trabajadores varios viajaron por ellas fueron testigo de celebraciones en la playa de Torrero durante las fiestas de San Juan, las competiciones de natación, la bajada de Ramón de Pignatelli en barca en sus inicios, los paseos en góndola y sombrilla de las señoras más acaudaladas; también lo fueron de aquellos ahogados que bien por decisión propia bien porque accidentalmente cayeran sin remisión custodiaron sus cuerpos hasta ser rescatados con gran tristeza y resignación… ¡Ay, si el canal pudiera arrojar además de remolinos unas cuantas historias que todavía desconocemos!
De momento nos conformamos con el frescor que nos ofrece esta maravillosa fotografía tomada por don Leonardo Buñuel que tan gentilmente me ha cedido Javier Espada gracias a la intermediación de nuestro querido Antón Castro y que formó parte de la exposición que realizó en Calanda en 2010.
Si se acercan a las orillas del canal escuchen atentamente a sus aguas, puede que al final conozcamos alguno de sus más oscuros secretos…

