La piedra fundacional en la construcción de la Asociación Patriótica Española en Buenos Aires

Monasterio del Santo Sepulcro y murallas romanas, 1855.
Valentín Cardedera, Museo Lázaro Galdiano
Dibujo del Monasterio del Santo Sepulcro realizado por Valentín Cardedera donde se ve una parte de las murallas de la ciudad, y que en este caso sirve como excusa para contar la historia de uno de sus sillares, desconozco de qué parte de la muralla se tomó, que cruzando el Atlántico en 1913, sirvió de piedra fundacional en la construcción de la Asociación Patriótica Española en Buenos Aires. Esta fue fundada en 1896 para asistir a los inmigrantes ibéricos y ayudar a España en la guerra con Estados Unidos por el control de Cuba. La Asociación envió 1.000 voluntarios a la guerra y le donó a España el crucero Río de la Plata, que mandó a construir en Francia por 5 millones de francos oro. Cuando se planteó la construcción de su nueva sede, pidieron a la ciudad de Zaragoza una piedra de las murallas como piedra fundacional. Y allí sigue, hoy expuesta en el primer piso del edificio de la calle Bernardo de Irigoyen 672 tras una profunda reforma después de estar cerrado durante años.
Parte de la crónica aparecida en el Heraldo de Aragón del miércoles 22 de octubre de 1913.
“Se llevaron nuestros hermanos de América aquella piedra santa, que tan amorosamente hubieron de pedir a Zaragoza.
Con emoción la vimos marchar camino del otro Continente donde habrían de recibirla los españoles de la Argentina con lágrimas en los ojos.
Un conciso telegrama dio cuenta de su llegada. Esperábamos recibir los periódicos americanos para conocer detalles del acaecimiento y hoy llega a nuestras manos La Prensa de Buenos Aires del día dos de los corrientes, con una información copiosa y elocuente del hecho.
Los miembros de la Asociación patriótica española y del Centro Aragonés, se han cuidado de que el HERALDO tuviera noticia de lo sucedido.
Esa información de La Prensa, por la cual nos enteramos de la solemnidad con que fue acogida la piedra de Zaragoza, va ilustrada con fotografías de las murallas de nuestra ciudad y del momento de la recepción de la patriótica reliquia.
A bordo del vapor “Reina Victoria Eugenia”, reuniéronse las comisiones de la colonia española para hacerse cargo oficialmente de la piedra mural zaragozana. Hubo champagne y brindis. Don Félix Ortiz y San Pelayo (presidente de la entidad) terminó su peroración dando vivas a España, a Zaragoza y a la Argentina, que fueron contestados con frenético entusiasmo.
Colocaron la piedra en una carroza tirada a lo Gran-Dumont y cubierto con las banderas argentina y española. Tras el carruaje se formó una imponente manifestación de españoles que en coche y a pie llegó hasta el lugar donde ha de levantarse el nuevo edificio social.”
Y en Mundo Gráfico del 12 de noviembre de 1913 se decía:
“Dentro del recinto señalado para la colocación del sillar, y que adornaban centenares de banderas españolas y argentinas, hallábase la histórica piedra envuelta en una bandera de raso. Después de firmada el acta, la piedra, encerrada en artístico cofre quedó colocada en su lugar de honor.”






