El lugar más «moderno» de Zaragoza

En latín tardío "modernus" era lo que acababa de suceder, lo reciente. Los renacentistas se lo apropiaron pretendiendo dejar claro que lo más opuesto a lo antiguo eran ellos, y en el XVIII el francés lo repescaría creando el sustantivo "modernité" para expresar “innovación”, convirtiéndose luego en la raíz de un sin fin de locuciones perfectas para describir los cambios tecnológicos y sociales del XIX al XX.
En Zaragoza, llegando el otoño de 1902 los socios Soteras, Pineda y Cía abrieron al público su "CAFÉ MODERNO" en la esquina del Coso con Alfonso, en un edificio propiedad de Manuel Dronda resultado de una profunda remodelación, pero en la práctica desacorde con los planteamientos de la nueva calle de Alfonso I, pues no respetaba la línea de fachadas proyectada por Yarza cuarenta años atrás.

Calle Alfonso I, circa 1904. Archivo Guillermo Allanegui para Anteayer Fotográfico Zaragozano
A resultas, la mayor anchura de la acera posibilitó dotar al café de una amplia marquesina, no volada sino soportada por postes. Eso no quitó para que dado que al otro lado del ancho Coso la edificación no era especialmente alta, las vidrieras del café recibiesen el pleno sol de los mediodías, obligando a sus dueños a complementar la marquesina con una lona a modo de cortina, en algún momento rematada por flecos en la que lució estampado el nombre del establecimiento. Ni flecos ni estampación fueron duraderos a tenor de los testimonios fotográficos.

Esquina del Coso con Alfonso, circa 1905. Centro de Estudios Borjanos
Sin la palabra "CAFÉ", que nunca estuvo, su cartel lucía inclinado hacia delante, cosa habitual en los reclamos del momento, sujeto bajo el balcón en chaflán del “Nuevo Círculo”, en sus inicios club aristocrático. Una imagen perteneciente al Archivo Guillermo Allanegui muestra un fragmento del enorme rótulo, permitiéndonos la calidad del cliché comprobar que las letras estaban formadas por placas remachadas sobre un fondo negro. En la misma fotografía pueden verse a ambos lados de la calle Alfonso las dos columnillas que llegadas las festividades servían para soportar arcos de bombillas y otros adornos. Es posible que las aquí retratadas acabasen de ser utilizadas en la visita que en 1903 el adolescente rey Alfonso XIII hizo a la ciudad. El rótulo íntegro del “Moderno” aparece en otra fotografía propiedad del Centro de Estudios Borjanos que bien podría haber sido tomada durante los fastos correspondientes a la coronación canónica de la Virgen del Pilar, en mayo de 1905.
Fue en los prolegómenos de la Exposición Hispano-Francesa que los ufanos comerciantes de Alfonso quisieron dotar a su calle de unas luminarias “modernas” cuajadas de perifollos. Puesto que la marquesina copaba la acera no pudo instalarse farola en ese tramo, colocándose la primera de ellas en la acera de los pares, sobrepasado ya el café.

Entrada a la calle Alfonso I. 1912. Fototipia Thomas. Colección Francisco Palá para AFZ
Durante toda su existencia el inmueble se mantuvo retranqueado, lo mismo que su adyacente número 5, dejando a la vista una parte del medianil correspondiente al 7 y 9, cuya fachada sí había acatado los designios municipales. Este pedazo de muro, muy visible desde el Coso y sin remate de obra alguno, sirvió desde antiguo para soportar anuncios. Las imágenes conservadas relatan la sucesión de letreros allí expuestos. Al muy elaborado que publicitaba un bazar se le sobrepuso un gran cartel de coñac, oculto a su vez por otro aún mayor anunciando una crema para el calzado, sustituido al cabo por el de un producto idéntico pero de otra firma. Es el que vemos en la fotografía procedente de la Fototipia Thomas de 1912, negativo de nitrato cedido por el Archivo Mollat—Moya y digitalizado por Anteayer Fotográfico Zaragozano.

Vista del Coso desde la plaza de la Constitución. ca. 1918. Fototipia Thomas. Colección Manuel Ordóñez para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Igualmente forma parte de las series editadas por la Fototipia Thomas otra fotografía del Coso en la que vemos de lejos al Café Moderno, aquí con el letrero apeado de los balcones y reinstalado sobre la propia marquesina. Los colores se han invertido, el fondo ahora es blanco, o muy claro, mientras las letras son oscuras, con tipografía modernista. Esta imagen es por fuerza posterior a 1918 visto que el Banco Hispano Americano está a punto de mudarse a su impresionante nueva sede de Independencia y ha puesto en arriendo los que fueran sus locales del Coso. Por lo demás, aquellas sofisticadas farolas de 1907 duraron poco. Llegado el momento de sustituirlas el Ayuntamiento no rebló como la vez anterior, instalando la primera junto al café a costa de seccionar la marquesina. A estas alturas, pleno salto a la década de los 20, los modelos estéticos habían cambiado, el cartel en cambio no, a lo sumo fue repintado, aprovechándose además la marquesina como soporte para anunciar marcas de licores. Sustentaba también un anuncio en el que el fotógrafo Enrique Beltrán publicitaba su estudio, sito ahí mismo.

Entrada a la calle Alfonso I. Años 20. Foto: Conrado Barlés. El Desván de Rafael Castillejo
A punto de entrar en los años 30, aunque el negocio había funcionado regularmente se imponía una reforma. Obviaré la interior y de nuevo me conformaré con la exterior.
A finales del XIX el francés Antoine Fabre había patentado los toldos articulados, pero hasta bien entrado el XX la firma barcelonesa Estapé no trajo tales artefactos a España, suponiendo un avance enorme. El camarero subía o bajaba el toldo haciendo girar la manivela con una mano mientras con la otra se encendía un pitillo, todo sin dejar de darle charla a la señorita a la que acababa de servir un refresco. Gracias a la instalación de ese tipo de toldos el Moderno pudo desmontar la famosa marquesina y lucir por vez primera sus vidrieras. Por lo demás, en su renovado aspecto el nombre del café ocupaba solamente el dintel de la puerta, valiéndose de una tipografía Art-decó que bien pudo ser iluminada por tubos de neón. Así mismo, el chaflán lo sobrevolaba una hermosa pérgola también Art-decó que por ser de cristal hubo de ser protegida en los veranos por una vulgar lona de listas, innecesaria ya iniciada la construcción del Banco de Aragón, en la segunda mitad de los años 40.

Vista del "Moderno" tras la reforma. Años 30. Archivo Heraldo de Aragón

Curiosamente, de esos últimos tiempos del “Café Moderno” no abundan las imágenes a pesar de que perduró hasta fecha tan “reciente” como 1955, año en el que sus locales fueron reconvertidos en unos grandes almacenes que por no distraer fueron bautizados como “Modernos”, y que ya sin la elegante pérgola se anunciaron con un rótulo caligráfico encajado algo a la fuerza bajo el voladizo.

Embocadura de la calle Alfonso. ca. 1950. Archivo Municipal de Zaragoza

